Fundado en 1947, el CIRIEC-Internacional es un lugar de encuentro para universitarios, investigadores y directivos de organizaciones públicas y privadas implicados en la búsqueda de modelos económicos orientados al interés colectivo, en un contexto social y medioambiental que obliga a repensar las formas de producir, intercambiar, consumir y participar solidariamente.
El CIRIEC considera que la Economía Social es una de las formas de economía colectiva “necesarias para perseguir el interés general”, junto a los actores de las políticas públicas, y aprovecha la oportunidad de esta consulta abierta por la Comisión Europea para afirmar sus expectativas respecto a un Plan de acción para la Economía Social en Europa.
Europa y el mundo necesitan la Economía social
Para CIRIEC, la voz de la economía social nunca ha sido tan necesaria: “sabemos que las respuestas a los desafíos globales de las transiciones ecológicas y sociales no vendrán únicamente de las respuestas del mercado o financieras; sabemos que los cambios tecnológicos en curso y las cuestiones éticas no tendrán respuesta sin tener en cuenta el interés colectivo y los individuos. Todo lo que representa la economía social está en el centro de estas cuestiones:
- una voluntad permanente de contribuir al contrato social proponiendo un marco de compromiso colectivo, respetando los derechos humanos y el papel de los individuos;
- la capacidad de innovar proponiendo soluciones a largo plazo;
- un principio de actuación basado en el emprendimiento colectivo y la toma de.decisiones de forma igualitaria, transparente y democrática;
- una ética basada en la libertad, la autonomía y la independencia, que hace de la economía social la sustancia misma de una economía regida por los principios democráticos;
- un concepto de creación de valor, orientado principalmente a quienes lo crean, que concilia la eficiencia con la no lucratividad o la lucratividad limitada.
Mejorar la comprensión, la visibilidad y el reconocimiento de la economía social
Apostar por la economía social exige, en primer lugar, comprenderla y definir su alcance para convertirla en objeto de políticas públicas. La economía social está presente, gracias a esta gran diversidad de empresas, en muchos sectores de actividad, a menudo junto a los actores del mercado con ánimo de lucro. Integrados en el mundo de la competencia, los actores de la economía social son a menudo precursores en sus actividades (en la banca y los seguros, por ejemplo), o incluso líderes. A veces ocultas tras sus estatutos, sus actividades forman parte de nuestro paisaje cotidiano (en el comercio, la cultura, la salud, el deporte, la formación, etc.).
Esta realidad, que se basa en datos tangibles en términos de PIB y empleo, pero también en “estadísticas frágiles”, es sin embargo un obstáculo para comprender lo qué es la economía social y su existencia a nivel de la UE. No sólo no existe una definición europea, sino que sólo unos pocos Estados miembros tienen una (Francia, España, Portugal, etc.). Pero además, la doctrina de la Comisión Europea, a pesar de una notable apertura a los problemas de la economía social en los últimos años, ignora esta realidad debido a la redacción del artículo 54 del TFUE, que sólo reconoce dos formas de actividad económica, a saber, la sociedad mercantil y la sociedad sin ánimo de lucro, basada en la gratuidad de los servicios, una definición que es incoherente con las realidades de los actores nacionales que tienen actividades de mercado y que ilustran todo el potencial de desarrollo de la economía social.
Un marco de desarrollo favorable
Tener en cuenta las realidades y las características jurídicas específicas de las empresas y organizaciones de la economía social, en particular su condición de no lucrativas o de «lucratividad limitada», debe permitir integrarlas más eficazmente en las políticas generales de desarrollo económico sin que sus estatutos sean un obstáculo, sino también promover su crecimiento mejorando su acceso a los contratos públicos.
La democracia europea necesita la economía social
En un momento en el que nuestras democracias están debilitadas en muchos aspectos, fomentar formas colectivas de emprendimiento, toma de decisiones e innovación es un reto estratégico. En este sentido, la economía social es una economía fundamentalmente democrática: lugar de toma de decisiones colectivas, actividades que incluyen a las personas… contribuye en gran medida a la vitalidad de nuestras democracias y a la acción de la sociedad civil organizada.
En este sentido, el CIRIEC está convencido de que la economía social comparte con el proyecto político fundador de la Unión un conjunto de valores comunes que deben ser reafirmados en un momento en el que la Comisión Europea se plantea no sólo un pacto de desarrollo para la economía social, sino también el futuro de la Unión Europea.