El Foro Mundial de la Economía Social de Burdeos (GSEF 2025, del 29 al 31 de octubre) llega en el momento oportuno, ya que podemos observar una aceleración a nivel internacional: 2 resoluciones en 2 años (abril de 2023 y noviembre de 2024) sobre la cuestión de la ESS, sobre el vínculo entre este modelo empresarial, esta economía y los objetivos de desarrollo sostenible. Varios países se están centrando en la cuestión de la ESS, quizás para concebir por fin una teoría del cambio que combine economía y ecología frente a una perturbación climática segura: cómo organizar este cambio de nuestras economías, esta transición a la escala de la ESS. Necesitamos una teoría y una estrategia y, de forma espontánea, las organizaciones internacionales, así como los gobiernos, se están apoderando de la cuestión de la ESS para desarrollar estrategias que nos permitan afrontar hoy los retos de la lucha contra las perturbaciones climáticas y la forma en que estamos comprometiendo a la economía en el camino de una mayor templanza de nuestros modelos económicos. La cuestión económica, y en particular el papel central de la ESS en la economía mundial estará más presente que nunca tanto en la mente de los dirigentes políticos como en la de los innumerables ciudadanos que se dedican cada día a la ESS.
Hoy, cuando mencionamos la ESS nos damos cuenta de que algo escapa a la racionalidad. Por ejemplo, las ventas acumuladas de la economía cooperativa en Francia ascienden a 380.000 millones de euros. Comparemos las ventas de las cooperativas con las de las start-ups francesas. Según el Banco Nacional de Francia, las ventas de estas últimas representan 25.000 millones de euros. 15 veces más para las cooperativas que para las start-ups. ¿Tenemos la sensación de que las políticas públicas dedican 15 veces más energía, medios, recursos y capacidad de endeudamiento a las cooperativas que a las start-ups? No quiero denigrar a las start-ups, pero con una cooperativa puedes estar seguro de que no van a cambiar de bandera, de que no se van a convertir en americanas o chinas dentro de cinco años. Con una start-up estamos un poco menos seguros. El empleo cooperativo es un empleo local, basado en el territorio, que hoy crea vínculos, actividad económica y producción, y aporta beneficios a la zona local. Si hubiera un ligero reequilibrio del interés de los poderes públicos por la ESS, estaríamos más cerca de una forma de racionalidad en nuestro enfoque de las cuestiones económicas.
Las consecuencias de la Ley de Finanzas en Francia se estiman en la pérdida de 180.000 empleos en el sector de la ESS. Incluso el MEDEF -Movimiento de Empresas de Francia- está indignado, afirmando que este proyecto de ley es un peligro para las regiones, con el riesgo de destrucción de la actividad económica. ‘ESS France’ corrobora este riesgo, explicando que esta actividad económica se concentra en el kilómetro de interés general, donde encontramos una EHPAD mutualista -Instalación residencial para personas mayores dependientes- un vivero asociativo, un centro de reciclaje.
Por desgracia, un empleo en el sector de la ESS sigue considerándose menos sagrado que un empleo en una fábrica. No estoy a favor de desacralizar un trabajo de fábrica. Sólo espero que estos empleos de la ESS -más femeninos, más territorializados, más orientados a los servicios- se defiendan con la misma energía, sobre todo cuando el mero hecho de que uno de ellos desaparezca puede conllevar la destrucción de mil y un vínculos sociales que están asociados a cada uno de estos empleos.
Por ello, y esta es nuestra aspiración en ‘ESS France’, la ESS, en el futuro, no reclama un estatuto aparte, sino que se beneficie de la misma consideración en derecho común que todas las demás formas de empresa, a fortiori cuando presta todos estos servicios adicionales a la nación.
El GSEF de Burdeos es una oportunidad para expresar lo que es la ESS en el mundo; y para que Francia recupere una forma de liderazgo en estas cuestiones que ha tenido, y aún conserva, en términos de economía social, ya que la particularidad de Francia es que acoge todas las formas de economía social: asociaciones, empresas comerciales de ESS, numerosas cooperativas de distinto tipo, mutualidades y fundaciones. Mientras que en otros países a veces sólo hay cooperativas o principalmente asociaciones, no es el caso de Francia. Por eso la ESS en Francia genera tanta innovación. Y estoy seguro de que el GSEF de Burdeos será una oportunidad para poner de relieve no sólo la innovación social producida por la economía social en todo el mundo, sino también la capacidad de Francia para generar estas innovaciones sociales y aportar soluciones a los problemas económicos, sociales y democráticos de los franceses y de los ciudadanos del mundo.