La OCDE y la Comisión Europea han elaborado un informe sobre la economía social y su contribución a la economía circular. El informe describe el potencial de la economía social para apoyar las actividades circulares y los modelos empresariales relacionados, y para reforzar la adopción de la circularidad en nuestras economías y sociedades. Además, identifica las orientaciones políticas que se basan en la complementariedad de las economías social y circular, y que ayudan a la economía social a apoyar la circularidad e impulsar una transición ecológica e inclusiva.
El documento constata que las organizaciones de la economía social han desempeñado durante décadas un papel pionero en la configuración y ampliación de las actividades y prácticas de la economía circular. Al priorizar el impacto social sobre la maximización del rendimiento del capital, estas organizaciones pueden reinvertir parte de los beneficios en la consecución de su objetivo social o medioambiental.
La economía social ha contribuido a la economía circular a través de actividades como el reciclaje de productos electrónicos y textiles, los bienes de consumo reutilizables y las actividades de reparación y refabricación, que prolongan la vida útil de los materiales y productos. También contribuye a otras actividades circulares como la restauración de los ecosistemas naturales, la optimización del uso de los recursos mediante el diseño ecológico de los productos, y el apoyo a la economía colaborativa a través de plataformas sostenibles.
La participación de las organizaciones de la economía social en las cadenas de valor circulares también refuerza la inclusión social. Además de reducir el impacto medioambiental, la economía social contribuye al trabajo decente y ofrece oportunidades de formación y trabajo a los grupos vulnerables.
El documento concluye que los responsables políticos pueden acelerar el desarrollo y la expansión de la economía circular apoyando a las entidades de la economía social también en el contexto actual de COVID-19. La acción política puede:
– Promover la integración de la economía social en la economía circular mediante la sensibilización, el intercambio de conocimientos, el impulso de la demanda o el fomento de la innovación.
– Apoyar a los agentes de la economía social ya activos en la economía circular, por ejemplo, mediante la contratación pública y la mejora del acceso a la financiación.
– Fomentar el diálogo, las asociaciones estratégicas y las nuevas formas de colaboración entre los agentes públicos, las organizaciones de la economía social y las empresas a lo largo de las cadenas de valor y dentro de los territorios.
– Ayudar a construir una base de datos sólida sobre las organizaciones de la economía social activas en la economía circular, para medir todo su valor económico así como sus beneficios sociales y medioambientales.
El documento ha sido redactado por Julie Rijpens, analista de políticas del Centro para el Emprendimiento, las PYME, las Regiones y las Ciudades de la OCDE, con la colaboración de Thomas Bauwens, investigador principal y profesor del Instituto Copérnico de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Utrecht. El documento fue redactado bajo la supervisión de Antonella Noya, Jefa de la Unidad de Economía Social e Innovación, con la orientación de Karen Maguire, Jefa de la División de Empleo Local, Competencias e Innovación Social (CFE) de la OCDE. Se ha elaborado en el marco del Programa de Empleo y Desarrollo Económico Local (LEED) de la OCDE.
El informe político forma parte de un acuerdo de subvención sobre políticas de emprendimiento inclusivo y social entre el Programa LEED de la OCDE y la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea (DG EMPL)